Vínculos marginales #45

  1. Los taxistas de motocicleta en el Reino de Camboya quieren imponer barreras a la competencia…prohibiendo que los turistas extranjeros renten motos. (Marginal Revolution)
  2. La austeridad fiscal en Europa es muy impopular y, además, no funciona del todo bien. (Wonkblog)
  3. Incluso con tecnología disponible que ayuda a mejorar la calidad de vida, es difícil cambiar el comportamiento humano. (Freakonomics)
  4. El Pentágono decidió no cooperar con la producción de “The Avengers” porque era ‘demasiado irreal’. (Wired)
  5. “Después de la Austeridad”, la opinión de Joe Stiglitz respecto a las perspectivas de crecimiento, inversión, educación y las lecciones olvidadas de Europa. (Project Syndicate)

Fuente: FMI

¿Cómo lograr que la gente mienta menos en las encuestas (y por qué casi nadie usa los préstamos de microfinanzas para invertir en negocios)?

Éste artículo de Freakonomics (síganlos en Twitter) propone un nuevo método para evitar que la gente mienta cuando los encuestan –o al menos para descubrir cuál es la respuesta verdadera:

“A survey technique called “list randomization” allows researchers to calculate the average response to a question in a population, without being able to identify the response of any one individual. In theory this gives people the freedom to answer truthfully, knowing that even the interviewer won’t be able to tell what they answered.”

Dean Karlan y Jonathan Zimmerman utilizan esta aproximación (paper acá) para evaluar la forma en que los beneficiarios de micropréstamos utilizan estos recursos:

“We asked clients in Group A how many of these three statements apply to them:
1. I used part of my Arariwa loan to buy merchandise for my economic activity.
2. I used part of my Arariwa loan to buy equipment for my economic activity.
3. I shared my loan with another person.

Clients in Group B received these three statements with one additional statement:
4. I used at least a quarter of my Arariwa loan on household items, such as food, a TV, a radio, etc.

Given that we expect the number of answers to the first three statements to be the same on average in both populations, we can do a simple comparison of means to figure out how many people in group B said “yes” to that final statement.

So we did this with a few variations of questions, and we also asked people these questions individually and directly on a separate occasion, so we can compare the list randomization method with a regular survey.”

Cuando se les preguntó directamente, menos del 10 por ciento de los encuestados dijo haber utilizado esos recursos para gastos del hogar o consumo. Con el método propuesto por Karlan y Zimmerman, el reporte fue de entre 20 y 30 por ciento.

Un pensamiento final: tal vez ser emprendedor en países poco desarrollados no signifique lo mismo que en EUA:

“Research from other studies increasingly suggests that actually microfinance loans do not have that huge an impact on business productivity anyway, and that much of their benefit  is to help smooth out unpredictable income for day-to-day spending. Microloans can have a positive impact even without new business investment or dynamic entrepreneurism. Entrepreneurism is sexy in America. In developing countries, for most, it is synonymous with ‘I don’t have a job.’”

Las estadísticas dicen que hay un 30% de probabilidad de que sonríe porque va en camino a comprarse una TV nueva. Fuente.

¿Quién se equivoca menos: los expertos o los empresarios?

Esta semana, al revisar la presentación del subgobernador del Banco de México, Manuel Ramos Francia, en el Foro IMEF Internacional 2011 “La Fortaleza de México: Lecciones Aprendidas”, me topé con una gráfica que me pareció muy interesante.

Gráfica 1.1 Encuesta de Banxico sobre la coyuntura actual para realizar inversiones (enero 2003-abril 2011)

Fuente: Banxico

Salvo algunas excepciones, la dirección del balance general -aquellos que consideraron al momento actual como bueno para invertir menos aquellos que lo consideraron como malo- para ambos grupos parece ser la misma. En otras palabras: ambos grupos tienden a pensar lo mismo (buen momento o mal momento) pero los expertos en economía están mucho más de acuerdo entre ellos.  El balance de respuestas positivas de los expertos en economía era de 60% en abril de 2011; mientras, los empresarios no se ponían de acuerdo, con un balance menor al 20%.

Es apreciable la diferencia en magnitud del balance entre ambos grupos encuestados. Si un inversionista tuviera que elegir a algún grupo como consejero de inversión, ¿a quién elegiría? Si eligiera a los expertos en economía, ¿invertiría de más (overshooting) en los momentos en que ellos estiman el momento como positivo? Si eligiera a los empresarios, ¿invertiría poco o sería más prudente  cuando ellos le aconsejaran invertir? ¿Cuál grupo se equivoca?

Gráfica 1.2 Inversión fija bruta y en maquinaria y equipo nacional en México (enero 2004-junio 2011)

Inversión fija bruta en pesos constantes de 2003 (Desestacionalizada)

Fuente: Banxico

No sé si la variación anual en inversión fija bruta (gráfica 1.2) sea un buen indicador para comparar la precisión de las respuestas de ambos grupos. Sin embargo, me parece interesante que la variación en ésta sea más o menos la mitad que el balance de los empresarios (1/3 del balance de los expertos). Si tomamos ésta gráfica como métrica, parecería que ambos sobrerreaccionan respecto al clima de inversión.

Mi hipótesis inicial es que los expertos en economía incurren en overshooting tanto en los momentos buenos como en los malos, mientras  los empresarios no lo hacen tanto. Aunque los dos grupos tienen incentivos para no equivocarse, me parece que los empresarios tienen más que perder (i.e. sus negocios o empleos) si fallan, mientras que los expertos pueden errar sin mayores temores. Como estos últimos tienden a coincidir más en sus opiniones, en caso de fallar en sus predicciones no es muy posible que pierdan sus empleos o reputaciones como expertos en la materia (ya que casi todos cometieron el mismo error). Podríamos llamar a lo anterior: “mal de muchos, consuelo de todos”.

Me pregunto cómo evaluaría esa hipótesis: ¿método estadísticos o experimentales? Si ustedes consideran la primera opción como la más viable, ¿qué variables explicativas utilizarían y cuál método aplicarían? Si creen que los métodos experimentales producirían mejores resultados, ¿cuál sería su metodología? y, más importante, ¿cómo lograrían convencer a expertos en economía y empresarios del sector manufacturero ser parte de su experimento?

Sospecho que un experimento sería muy ilustrativo pero aún no se me ocurre cómo convencería a esas personas ser parte de él. Es por eso que exhorto a los lectores a expresar sus opiniones en la sección de comentarios y escribir (si es que lo desean) posibles explicaciones de la encuesta de Banxico.