Es un hecho. Lenta y silenciosamente, en los últimos veinte años los miserables del mundo se unieron a las clases medias y mejoraron significativamente su calidad de vida. Curiosamente, casi todo se lo debemos a la globalización.
De acuerdo con un reporte de la Institución Brookings, ya cumplimos en 2007 la Meta del Milenio de reducir la pobreza extrema en el mundo a la mitad. Y se lleva tan buen ritmo que para 2015 se habrá reducido de nuevo a la mitad. En los años 80, más de la mitad de la población mundial vivía en pobreza extrema. El año pasado, menos de 16% lo hace.
Contrario a lo que podría pensarse, la pobreza no se ha reducido con gasto social, ni con grandes programas de construcción de capacidades, ni con la protección de derechos económicos y sociales. Ha sido llanamente el crecimiento económico.
“A pesar de que estos resultados pueden sorprender a muchos, no deberían”, dice el reporte. “El crecimiento es la causa de la reducción de pobreza. Mientras el crecimiento de los países en desarrollo tomó vuelo en el nuevo milenio, una caída masiva de la pobreza era de esperarse.” En particular, el reporte destaca el papel del crecimiento chino e indio en lograr esta meta.
El sueño de un mundo sin pobreza está volviéndose paso a paso, año con año, una realidad, aunque usted no lo crea.